martes, 18 de marzo de 2014

EXPOSICION SOULMAN PRESENTACION



El arte de Antonio Heredia nos retrotrae a nuestra época infantil, donde todo era posible. Aquello que no alcanzábamos con nuestras manos, lo atrapaba nuestra imaginación, con nuestra fantasía y nuestros sueños, situándonos en un mundo ideal pero real. No obstante, los collages que hoy nos presenta este polifacético artista, obedecen al resultado de aplicar la técnica aprendida cuando era niño en el laboratorio de las destrezas. La maestría del dominio de la tijera es primordial para conseguir el perfilado de las figuras. Soltura que desde chico, como él mismo dice, no le valió una calificación “sobradamente”. Quienes se llevaron el “progresa adecuadamente” fueron sus compañeros de plástica. Pero una vez que Antonio perdiera su inocencia de infante laborioso, descubrió que los perfilados a tijera fueron realizados por los familiares de sus compañeros. Lejos de ayudarles les hicieron renunciar a su protagonismo, que aunque plasmaran sus torpezas de aprendices, lo hacían con la riqueza de su creatividad.

La muestra que ahora contemplamos supone el alma de su bien hacer, dominio del collage en suma. Su trabajo está confeccionado con la creatividad del niño, pero utilizando elementos culturales universales. Esta creación constituye un bello mundo surrealista preñado de conceptos subjetivos. Heredia brinda generosamente a cualquier espectador que se acerque a su colección, una ocasión de vivir emociones donde cada cual experimentará sensaciones de muy variada naturaleza. Antes de concluir este brevísimo ensayo a modo de prólogo, me atrevo a formular una percepción personal de esta magistral galería. No resulta excesivo utilizar el epíteto de magistral, por lo que este trabajo tiene de maestría. Descubro imágenes figurativas como opuestas a lo abstracto, pero obedientes al mundo surrealista. Recorriendo esta galería de collages he tropezado con el sarcasmo de Miguel Hernández. Espacios que lo engullen todo. Anatomía que engendra anatomía. De repente, Dalí galopa sobre la historia, mientras, el Renacimiento recupera el humanismo del frío Medievo. Mosaico de sombras plenas de vida. No se escapa la añoranza y la evocación de la infancia y la pubertad. Cada visitante a SOULMAN, puede dejarse acompañar por uno de los cuadros que complete el confort del rincón de su espacio vital. Por mi parte la decisión está tomada…
Pedro Taracena Gil 
Fotografo y periodista

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